domingo, 12 de agosto de 2007

sometime before

Aún recuerdo con el agridulce sabor de la nostalgia aquellas tardes de dibujitos animados y juegos inocentes, con montones de monigotes de plástico que intercambiaban significados día a día, aún recuerdo esa emoción intensa ante los días festivos, ante una ida al parque de diversiones.
Me suena tan lejano todo aquello, las mañanas lluviosas en la escuela, las tardes, las tareas, la curiosidad, la inocencia, todo aquello que fue mi vida, que formaba parte de una infancia decorada con globos y papel picado, decorada con piñatas, fiestas de cumpleaños, tardes jugando en la pileta, proyectos imaginarios lejanos, en donde todo era posible, en donde se podía ser cualquier cosa...
El tiempo pasa y esas puertas que al nacer están todas abiertas, comienzan a cerrarse, a voluntad y no tanto, y el verdadero camino comienza a delinearse tímidamente con cada desición con cada paso adelante, que deja cada vez mas atrás a ese mar de cosas que conformaban algo tan hermoso como es la infancia, esa etapa en la que los padres no se cuestionan, simplemente se quieren, se toman como referencia, como consuelo, como todo o casi todo, ese mundo en el que la mayor preocupación es (o debería ser) si tomar chocolatada o te con leche, si mirar la tele o jugar a la mancha, a la rayuela, en donde la felicidad tiene la forma de la simpleza, tiene la forma de una pelota de trapo, de una muñeca, de unas bolitas de colores...

Feliz día del niño

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